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HISPANOZILIE
23 novembre 2013

POEMA DE MIO CID

 

 

Poema de Mío Cid

Cantar Primero: Destierro del Cid

 

[El Cid, que servía al rey Alfonso VI, fue atacado por el conde García Ordóñez, un gran amigo del rey. El Cid no pudo dejar sin vengarse el ataque y venció al conde, insultando su honor: le mesó la barba (le arrancó pelos de la barba). García Ordóñez se puso furioso y le habló mal del Cid al rey. El rey desterró al Cid. El poema comienza en el momento de salir de Burgos.]

1

Con sus ojos   muy grandemente llorando

tornaba la cabeza   y estábalos mirando:

vio las puertas abiertas,   los postigos sin candado,

las perchas vacías   sin pieles y sin mantos

y sin halcones   y sin azores mudados.

Suspiró mío Cid   triste y apesadumbrado.

Habló mío Cid   y dijo resignado:

«¡Loor a ti, señor Padre,   que estás en lo alto!

Esto me han urdido   mis enemigos malos».Notas:

postigo: puerta

halcón: pájaro fuerte que se usa para la caza

azores: pájaros fuertes (hawks); mudados: que habían cambiado las plumas

apesadumbrado: muy triste

me han urdido: han conspirado contra mí

 

2

Ya cabalgan aprisa,   ya aflojan las riendas.

Al salir de Vivar,   tuvieron la corneja diestra,

y entrando en Burgos,   tuviéronla siniestra.

El Cid se encogió de hombros   y meneó la cabeza:

«¡Albricias, Álvar Fáñez,   que si ahora nos destierran

con muy gran honra   tornaremos a Castiella!»corneja diestra ... siniestra: ver una corneja (pájaro negro) a la derecha (diestra) 

significaba buena fortuna; a la izquierda (siniestra) indicaba mala fortuna

 

3

Mío Cid Ruy Díaz   por Burgos entróve,

van en su compañía   sesenta pendones;

salen a verlo   mujeres y varones,

burgueses y burguesas   a las ventanas se ponen,

llorando de los ojos,   ¡tan grande era su dolor!

De las sus bocas   todos decían una razón

«¡Dios, qué buen vasallo,   si tuviese buen señor!»entróve: entró

razón: palabra

 

Poema de Mío Cid

Anónimo

(Versión en castellano moderno)

 

CANTAR PRIMERO

 

DESTIERRO DEL CID

 

El rey Alfonso envía al Cid para cobrar las parias del rey moro de Sevilla Éste es atacado por el

conde castellano García Ordóñez. El Cid, amparando al moro vasallo del rey de Castilla, vence

a García Ordóñez

en Cabra y le prende afrentosamente. El Cid torna a Castilla con las parias, pero sus enemigos

le indisponen con el rey. Éste destierra al Cid.

 

1

El Cid convoca a sus vasallos; Éstos se destierran con él. -Adiós del Cid a Vivar

 

Por sus ojos mío Cid va tristemente llorando ;

volvía atrás la cabeza y se quedaba mirándolos.

Miró las puertas abiertas, los postigos sin candados,

las alcándaras vacías, sin pellizones ni mantos,

sin los halcones de caza ni los azores mudados.

Suspiró entonces mío Cid, de pesadumbre cargado,

y comenzó a hablar así, justamente mesurado:

«¡Loado seas, Señor, Padre que estás en lo alto!

Todo esto me han urdido mis enemigos malvados.»

 

2

Agüeros en el camino de Burgos

 

Ya aguijaban los caballos, ya les soltaban las riendas.

Cuando de Vivar salieron, vieron la corneja diestra ,

y cuando entraron en Burgos, la vieron a la siniestra.

Movió mío Cid los hombros y sacudió la cabeza:

«¡Albricias, dijo Álvar Fáñez, que de Castilla nos echan

mas a gran honra algún día tornaremos a esta tierra!»

 

3

El Cid entra en Burgos

 

Mío Cid Rodrigo Díaz en Burgos, la villa, entró;

hasta sesenta pendones llevaba el Campeador;

salían a verle todos, la mujer como el varón;

a las ventanas la gente burgalesa se asomó

con lágrimas en los ojos, ¡que tal era su dolor!

Todas las bocas honradas decían esta razón:

«¡Oh Dios, y qué buen vasallo, si tuviese buen señor!»

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